lunes, 18 de junio de 2012

Juana contra la violencia del Sr. M.

Hace unos días, decidimos con Nélida que era hora de hacer acto de presencia en la facu. Como de costumbre utilizamos el transporte público para llegar hasta allí. Luego de haber cumplido con el deber, volvíamos a casa de la misma manera, es decir, en el puto colectivo.
Para no respetar el horario, el colectivo tardó 20 minutos en llegar desde la terminal hasta la parada donde nos encontrábamos (a unas 15 cuadras).
Pensamos que no era nada fuera de lo común, ya que el servicio es una verdadera porquería.
Una vez en viaje hacia nuestras respectivas casas, notamos asombradas que las luces del interior del colectivo funcionaban. Eso nos pareció muy extraño pero no quisimos ser pesimistas y decidimos disfrutarlo mientras pudiéramos.
Pero entonces algo ocurrió. Una gran columna de humo gris comenzó a envolvernos. Al parecer, nos estábamos incendiando.
Luego de 40 minutos varados al costado de la ruta sin poder atravesar lo que Nélida llama "línea de meta" pero ustedes mortales conocen como peaje, llegó el "refuerzo".
Resulta más que obvio que no era un refuerzo, era el siguiente colectivo de la misma línea, lleno a más no poder. Ya viajaba gente parada.
La primera en subir, como corresponde, fue la Sra. Nélida. Yo la seguí. Luego el resto de los pasajeros varados.
No se asusten, Nélida consiguió asiento, aunque tuvo que compartirlo con dos personas más. por mi parte, debí esperar que llegáramos a Carlos Paz, donde libré una lucha encarnizada, a capa y espada por poder tener derecho a un asiento. Gané. Luego de 3 horas arriba del colectivo llegamos a casa. Habíamos vuelto a sufrir un ataque del Sr. M.
Enojado por no haber podido cumplir su objetivo de que no llegáramos a casa. Mr. M. volvió a la carga. Una semana después del primer atentado, sufrimos otro ataque y el colectivo en el viajábamos (que esta vez había tardado media hora en hacer 15 cuadras), volvió a emitir la ya familiar columna de humo gris.
Permanecimos más de 20 minutos en la terminal de Carlos Paz. El chofer, al notar que Nélida y yo viajábamos en su unidad, hizo todo lo posible por arreglar el colectivo y luego de varios intentos fallidos, lo logró. Después de eso, se encargó de abordar pasajeros durante 15 minutos al menos. Otra vez llegamos a casa luego de 3 horas arriba del vehículo.
¿Por qué les cuento esto? Porque quiero que sepan que el Sr. M. no va a poder con nosotras.
¡¡¡¡NO TE TENEMOS MIEDO INNOMBRABLE!!!!
¡¡¡¡NÉLIDA SE LA BANCA!!!!
 Para finalizar, les dejamos la letra de una canción que escribimos originalmente para Instiputo, pero la retocamos un poco para la ocasión. La letra es muy profunda. Adiós.

Hay señor M, vos sos ortiva.
Vos sos amigo de la policía.
Sos cagón, sos cagón.
Sos cagón, sos cagón.
Sos cagón, sos cagón.
Sos cagón, sos cagón.

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